Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

27 oct 2014

DESAPARECIDAS (PRIMERA PARTE)

MIS LÁGRIMAS

Esta madrugada, mis lágrimas se escaparon... de casa.
Se escuchó un portazo. Mis gafitas salieron tras ellas y mis lágrimas rodaron escaleras abajo… seis pisos. Mis gafitas intentaron retenerlas pero no hubo manera, ellas rápidamente se incorporaron y, aturdidas, salieron corriendo a la calle.
Suponemos que estarán buscando algún hogar que les de cobijo, consuelo y con-techo.
Si las veis por ahí, por favor, avisadnos.
Ni idea de a quién acudir… Estamos muy preocupadas.
No podemos denunciar su desaparición hasta pasadas cuarenta y ocho horas.
Sabed que contamos cada minuto… No han transcurrido ni cinco.
Gracias.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

Fotografía de su autor

10 comentarios:

  1. ¿Habrá recompensa? jajajaj.
    Fuera de bromas....como siempre me parece de lo más original y fresco. Me entretienes y me sorprendes cada día más.
    Besos!!

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    1. De momento no hay recompensa... Estamos hablando del tema, mis gafitas y yo, pero aún no hemos llegado a ninguna conclusión sobre cómo abordar el problema. Gracias por tu interés, Arantza. Si sabes algo, por favor, no dejes de informar.

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  2. Esperaremos la continuación, pero creo que no debes preocuparte. Un manantial me ha susurrado que se han unido a otras en un río manriqueño y fluyen felices hacia el mar infinito que a todas da cobijo.

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    1. ¡Ay, Dios te oiga, Francisco...! Pero tengo la impresión (pues la segunda parte ya está impresa) de que estas lágrimas van a dar mucha tralla... Veremos. Gracias por tu optimismo.

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  3. Seguro que tus gafitas encontrarán las lágrimas que huyeron; o tal vez vuelvan porque no van a encontrar mejor cobijo que tus ojos.

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    1. Gracias, Manolo. Siempre tan amable y cálido conmigo, con mis gafitas y ahora también con mis lágrimas. En breve tendréis la oportunidad de saber cómo continúa la historia de éstas últimas. Un abrazo.

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  4. Fátima Reyes García27 de octubre de 2014, 23:15

    Si veo a esas lágrimas por ahí, intentaré devolvértelas convertidas en sonrisas...

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    1. Gracias, Fátima. Te lo agradecería mucho... No te pierdas la segunda y la tercera parte, es posible que no sea necesario. Veremos si te gusta el desenlace. Un abrazo.

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  5. Fátima Reyes García30 de octubre de 2014, 23:40

    Voy a ello...Muakiss!!

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