Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

27 oct 2014

DESAPARECIDAS (SEGUNDA PARTE)

MIS LÁGRIMAS, UN PELIGRO PÚBLICO

En su desesperada rebelión, las lágrimas, se han afincado en un solar frente a mi casa.

Han montado una tienda de campaña con dos cáscaras de nueces y unos hilos que han encontrado entre los contenedores de la basura… Han colocado un abanico casi sin varillas, como sombrilla, para el porche. Ahí se pasan las horas tumbadas a la sombra… y yo, desolada.

Están recogiendo firmas, por las mañanas, para quedarse instaladas, de forma permanente, en mi propia calle, en la parcela de marras. Se han provisto de un megáfono para proclamar, a los cuatro vientos, su derecho a la independencia. ¡Si no lo escucho no lo creo! Me han salido revolucionarias, las lagrimitas.

Mis gafitas y yo hacemos turnos para tenerlas controladas, en la medida de lo posible, a raya... que se dice popularmente pero ni por esas... Están haciendo corrillo con toda la gente del barrio y buenas migas con las vecinas… Apañada estoy.

Es duro para mí, verlas cada día, al salir de casa. Siempre montando algún numerito de los suyos…
Y me ignoran. ¡Osadas!

Han enviado un "wasap" a mis gafitas para pedirles colaboración para su causa.Espero que no cuenten con su apoyo… no lo resistiría. ¡Por Dios bendito, que no las convenzan para aliarse con ellas!

Como se me subleven todas, verás… no gano para trankimazín. Tiene mala pinta esto.

Ángeles  Córdoba Tordesillas ©2014


8 comentarios:

  1. Fátima Reyes García27 de octubre de 2014, 23:20

    Eres genial,amiga...me encanta como tejes aparentes disparatadas historias,que no tienen nada de disparate.

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    1. Tus comentarios sí que son geniales, Fátima. Los aprecio de verdad. Gracias por seguirme.

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  2. Sorpendente giro desde lo que anticipabala primera parte... Espero con gran curiosidad el final de la historia. Enganchas con estos capitulillos...

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    1. Vaya, pues creo que sorprenderte a ti, Francisco, no es fácil, dadas tus aptitudes como escritor de relatos sorpresivos, entre otras cosas. Gracias.
      El final está próximo, muy próximo... Esas lágrimas me tienen, francamente, disgustada...

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  3. Fátima Reyes García.30 de octubre de 2014, 23:43

    Voy rauda a buscarlo...

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  4. Conozco ya el final que no desvelaré para aquellos que sigan con emoción las aventuras y desventuras de tus lágrimas. A este paso ya veo que montan una plataforma cívica para unirse a otras lágrimas y abandonarnos. Que díscolas están estas lágrimas señor.

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    1. Me salieron alborotadoras y rebeldes desde el primer momento. Tal vez por mimarlas mucho o por todo lo contrario... Con las lágrimas que tienen vocación de escaparse de madrugada, nunca se sabe... Gracias, Manolo

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