Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

28 oct 2014

DESAPARECIDAS (TERCERA Y ÚLTIMA PARTE)

LÁGRIMAS URBANAS, SIN ANTECEDENTES

El colmo.

Desde mi casa he visto como ha llegado un coche patrulla para desalojar a mis lágrimas de la finca de enfrente. Ellas se han resistido. Les he escuchado gritar que no tenían adonde ir… ¡¿Será posible?!

-¡Niñas, subid a casa!-las he llamado desde la ventana pero no han respondido ni una palabra y me han mirado por encima del hombro, ¡qué desfachatez!… pero puede no ser extraño viviendo en un sexto…

Recién duchada, a medio vestir, tan sólo con mis gafitas puestas y la ropa interior, he tenido que bajar a la calle, a reclamar lo que es mío. Son menores de edad… ¡Ay, ay, estas chicas alborotadoras… qué  locura de adolescentes!... Me están dejando en mal lugar. Ahora toca pelear con la pasma, por unas caprichosas y consentidas lagrimitas.

Total, para no extenderme mucho, hemos terminado todas en la comisaría. Ellas por resistirse a la autoridad, mis gafitas por despotricar contra los policías y yo, en fin… parece que el salir casi sin ropa a la calle, tiene delito

Al menos, ser detenidas, ha tenido su parte positiva; mientras esperábamos a que nos interrogaran, hemos podido conversar con esas fanáticas del llanto y tengo la impresión de que regresaremos a casa todas juntas.

¡Qué alivio...ya tengo lágrimas para volver a llorar cuando sea necesario!

Bien está lo que bien acaba… Gracias por vuestra lectora colaboración.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

12 comentarios:

  1. Aparente locura para una metáfora de gran calado. Un gran realismo en su-realismo, señora. Muy bueno.

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    1. Muchas gracias, Francisco. No es fácil ser madre de adolescentes... Espero que no se repita esta historia... Vendrán otras eso sí, sin lágrimas espero, pero tal vez igual o más realistas que su-realismo, señor.

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  2. Me alegro por el regreso de tus lágrimas... Pero, desde luego, no por lo que haga que salgan... En fin, que llorar viene bien de vez en cuando, pero siempre atendiendo las instrucciones de Cortázar:

    "INSTRUCCIONES PARA LLORAR
    Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos."

    Beso enorme para tus gafitas, para tus lágrimas y para ti...

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    1. Qué sencilllas e ingeniosas recomendaciones las de Cortázar para llorar como se debe llorar. Habré de tenerlas en cuenta para el futuro. En el pasado quedarán ya estas "desaparecidas" que me han tenido en jaque durante varios días... Afortunadamente todo terminó bien y, del mismo modo que tú a nosotras, te saludamos con cariño y te agradecemos tu paseo por esta nube contemplativa, Javier, donde siempre serás bienvenido.

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  3. Increíble! Genial, este relato en tres partes! Me encanta como juegas con el surrealismo que arrastra un fondo de realidad. Me hubiera gustado ir comentando uno por uno, pero no he podido evitar leer las tres partes de corrido. Gracias por escribir, querida amiga.

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    1. De nada amiga. Es todo un placer escribir y, en especial conseguir vuestra atención y suscitaros algún interés, por pequeño que sea. Gracias a ti.
      Cuánto me emociona que no hayas podido resistirte a leer las tres partes de un tirón, Susana... Eso es buena señal. Mis gafitas están felices. Esperamos que sigas entrando a hacernos una visita, de vez en cuando, y a comentar tus impresiones, como has hecho hasta ahora.

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  4. Fátima Reyes García30 de octubre de 2014, 23:50

    Lo que te decía,eres única en tu especie...jijjiji...me ha encantao ese inmejorable y sorpresivo final.

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  5. Tal y como te han salido de revoltosas tus adolescentes lágrimillas, quizás la próxima vez que tengas tentaciones de llorar, te lo pienses dos veces ¿eh?.
    Mi enhorabuena por tu imaginación y tu saber hacer, amiga.

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    1. Muchas gracias, Arantza. Para la próxima ya estaré prevenida y daré dos vueltas a la llave de la puerta de mi casa. Esas no se me escapan más, que menuda han formado... Si vuelven a intentarlo, será de alegría y montaremos todas una fiesta para celebrarlo, a la que, por supuesto, estarás invitada.

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  6. Que bien que de nuevo tengas tus lágrimas para poder llorar, que he llegado a descubrir que puede ser algo sensacional, especialmente cuando se llora de emoción. Y procura que no se te escapen, y si lo hacen, que no vayan muy lejos, lubrica entre tanto tus ojos para que no se sequen, porque son hermosos. Y no vayas al cuartelillo medio en pelotas. Besicos.

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    1. Ahora ya puedo llorar a mi antojo....Besicos, Manolo. Gracias por tu comentario, como siempre, tan amable.

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