Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

12 oct 2014

MI HIJO Y YO (2)

INYECCIÓN DE REALISMO.

-Hijo, he puesto hoy en mi muro…
-¿Qué muro?
-En el muro… de mi facebook.
-Mami, ¿ves como no sabes utilizar las redes?
-¡¿Por qué?!
-Porque no es tu muro. Es un espacio virtual, en donde cuelgas música, fotografías... es decir, información de diversa índole para compartirla con las personas a las que se lo permitas.
-Bueno, pues en ese espacio virtual en donde he colgado una de mis pinturas…
-¿Tuya?... Será una pintura que tú has pintado. Ya hemos hablado en alguna ocasión que cuando algo lo compartes deja de ser tuyo y pasa a ser de todos… Dime, ¿qué ibas a contarme?
-Cierto, continúo… Cuando el otro día colgué una pintura que había realizado; con estas manitas y con diversos medios y útiles, en el espacio virtual, porque quería compartirla con mis amigos, uno de ellos ha comentado…
-¿Con tus amigos?
-Sí. Eso he dicho.
-Mami, no son tus amigos. Son contactos con los que te relacionas a través del facebook. Un amigo es alguien con quien estableces un vínculo afectivo más o menos intenso. Puede darse a través de cualquier medio social e incluso de ése pero, sinceramente, no creo que todos sean tus amigos…
-Bueno…muchos lo son.
-Bien. Pero es importante que consideres la diferencia… Continúa, por favor.
-Pues decía que… cuando el otro día colgué, una pintura que realicé con estas manitas y con diversos medios y útiles, en el espacio virtual porque quería compartirla con muchas de esos contactos, o personas, con los que he creado un vínculo afectivo, más o menos intenso… ¡Uffff!... ¿Voy bien?
-Jajajajaa. Sí, muy bien…
-Gracias, hijo.
-No hay de qué, mami.
Más tarde, mientras comemos:
-¡¿Pero dónde he puesto mi vaso?!-Grito en un arrebato, dando un respingo…
-¿Tu qué?... Mi muro, mi pintura, mi amigo, mi vaso… mi, mi, mi…
-Huyyyy… El vaso, ¡el vaso quise decir!… ¿Me regañas?
-No, mami… Te quiero.
-<3  <3  <3 (tres corazones)
-Mira…-me propone, bromeando-solamente te dejo que utilices ese posesivo, delante de un nombre.
-¿De cuál?-Le pregunto intrigada.
-Hijo… ¡Yo soy todo tuyo, mami!
Pues, querido hijo mío, gracias por, en innumerables ocasiones, abrirme esos dos ojitos que tengo, detrás de estas gafitas que Dios me ha dado.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

6 comentarios:

  1. Lo había leído, o eso creo. Divertido y entrañable diálago entre madre e hijo. Me encanta Ángel.

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  2. Fátima Reyes García17 de octubre de 2014, 21:54

    Es cierto que los hijos son lo más"nuestro" que tenemos,Ángel,pero llega un momento en el que cambian los tercios...¡ley de vida¡...y es maravilloso cuando te dan a "sus", hijos,que son "tus" nietos ...la posesión se comparte...en fin,que me voy por los cerros de Úbeda...tú relato me ha resultado un divertido y delicioso homenaje al amor materno-filial.

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    1. Siempre es delicioso un diálogo espontáneo con un hijo... incluso aunque sea imaginado. Gracias Fátima, -madre en la vida y amiga de sus amigos-. Un abrazo.

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  3. ¡Cuánto nos enseñan los hijos! Hijas en mi caso, que aún enseñan más.

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    1. Mucho, Francisco. Son nuestros mejores maestros si sabemos escuchar. Gracias por tu comentario.

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