Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

30 ene 2015

EVASIÓN DE LA CAPITAL

Besos a tu corazón envío
a través del aire,
para comenzar el día.

Y mientras no sé nada de ti,
pendiente estoy
de esos pensamientos traviesos
tipo Zipi y Zape
que van y vienen,
sin orden ni concierto.

Con intenciones
de desubicarme del ambiente,
te transportan a mi lado,
mientras compro en el súper
o me cepillo los dientes.

Esta oferta está bien… pienso.
¡Oiga, no se me cuele
que soy mujer enamorada
pero con los pies en el suelo!
seguramente…

Pues mire bien dónde pisa
porque, aunque usted crea
que es en tierra firme,
en realidad…
levita.

Ángel C. T. ©2015 

2 comentarios:

  1. Fantástico ejercicio de combinación de tus dotes poéticas con ese especial sentido del humor de tus relatos surrealistas. Un cóctel delicioso. Sigue así y repite, no "le-evites"

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    1. ¡Cuántos ánimo das, Francisco!
      No sabía yo que éste era un ejercicio que me podía engordar... el ego, mientras levito.
      Muchas gracias.

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