Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

5 ene 2015

EL VIAJECITO (2)



Ayer, sobrevolando la Península Ibérica, anocheciendo ya, me llamó la atención un fuerte resplandor proveniente de la ciudad de Madrid. Entusiasmada, detuve mi nube por encima de este lugar de residencia habitual para muchos madrileños y forasteros venidos de todas partes del redondito planeta, y descendí hasta lo que se conoce como La Castellana. 
Tras los cristales de mis gafitas, descubrí  que muchas luces que resplandecían en medio de las calles no eran, como yo había interpretado, las conciencias iluminadas de los transeúntes, sino luces de Navidad. Me quedé admirándolas un ratito y, aunque no era una visión tan bella como la que había imaginado, ¡caray… qué bonita estaba esa ciudad, tan adornadita!
Para el año que viene regreso y puede que hasta compre turrón. Es bueno saber disfrutar de todo. 

Moraleja:
Lo que has disfrutado has vivido lo que no... te lo has perdido... (so tonto).

Ángel C.T.  


 


4 comentarios:

  1. Madrid iluminada por Navidad es un preciosidad, seguro que desde tu nube tenías una hermosa visión de la ciudad. El año que viene toca turrón (de chocolate por fa).
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    1. ¿Qué voy a decirte yo, Manolo?... No me tires de la lengua, que como comience a hablar de Madrid, no paro. Pero claro no es la única ciudad preciosa de este país... está también Albacete, por ejemplo. (Esto viene a colación de una broma que hicimos hace tiempo y seguro que tú la recuerdas bien. No tengo nada en contra de Albacete ni de ninguna, por supuesto) Hay muchas ciudades hermosas, algunas incluso con mar. ¡Qué privilegiados los que pueden vivir en ellas!-por ejemplo Barcelona-.

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  2. Albacete es una ciudad muy bonita por cierto (me acuerdo perfectamente de aquella broma), y seguro que lo es. Hay ciudades increiblemente bellas sin salir de nuestro país..

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Manolo. Este un un país en donde hay de todo. Valles, lagos, mares... y preciosas ciudades llenas de tesoros artísticos. Aún me queda mucho para conocerlo, a mi edad...
      Gracias por comentar.

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