Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

28 feb 2015

DON "NOSEQUIÉN", HOMBRE DE BIEN.



Perdió cuatro versos de las rimas gallegas de su madre, unas sí y otras también, de talle fino y no digo nada de las leyendas.

Escondido tras las palabras, procede de cualquier viento de primavera que lo lleva por delante, al capricho del hambre y de las ganas de aventura. Nunca le dio a droga ni dura ni blanda. Solo tenía ojos para las pestañas. Hecho un primor de temporada salvaje, con moto ruidosa y sin afeitar, a lo moderno. A tres disgustos y medio de terminar la carrera de filosofía y estampas.

Pasó el tiempo por la puerta de su casa y lo convirtió en un adulto con posibilidades. Comenzó a interesarse por las mujeres delicadas y, también, con instinto maternal... Tal vez necesitado aún de una madre compostelana. Llegó a tener numerosos romances con parada y fonda, digo funda. Pero no culminó en nada serio. Normal, tratándose de un payaso, sin profesión alguna.

Es un solitario y empedernido vividor, en el presente continuo. Sin oportunidades para la generosidad ni la abundancia. Pasea cada día por la nostalgia… sendero va, sendero viene, se como las moscas de aburrimiento. No hace bricolaje en el tiempo de ocio. No tiene maña suficiente. Conduce durante horas para no ver tanto la tele, algunas veces. Otras, le quita las pilas al mando a distancia y las esconde. La comida se le pasa de fecha y los huevos caducan en su nevera.

A veces recibe alguna llamada… de alguien que pregunta por otro:
-No, se ha equivocado, aquí no vive ningún canario llamado Alfonso.
-Usted perdone.
-No hay de qué… Yo me llamo Alfonso también, por si quiere conversar conmigo, estaré encantado, pero no soy canario. Me gusta la música clásica, y los deportes sin riesgo, tengo buena presencia, de mediana edad, ojos castaño pardo, educado, de buena familia y bla bla bla…


Ángel C. T. 2014 

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