Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

3 mar 2015

ESCRIBE POEMAS Y AMA… DE CASA

Ella-Qué bonito pasear estas palabras
por la tierra del silencio.
Su encanto me toma de la mano
pidiéndome que lo acompañe.

Él-¿Dónde está el salero?

Ella-¿Dónde va a estar?
Sobre la encimera
de la cocina.
Y sigo…
ahora con la sal cumplida,
embelesada por tus muestras
de afecto.

Él-¡Pues no lo veo!

Ella-Paseando, decía,
por el pasillo
de tus gritos…
Voy a la cocina
Para buscar el salero.

Él-Nada, que no lo encuentro

Ella-Aquí lo tienes.
Si es un lobo te devora entero.

Él-Es que lo colocas en unos sitios…

Ella-Por favor…
de verdad,
así no hay quién pueda
dedicarse a hacer poesía.
Ni por la noche ni por el día.

Él-Entonces,
no escondas las cosas, alma mía.

Ella-Por el exigente camino
de tu presente destino,
me traes en jaque
como un vulgar rey de ajedrez,
en vez de comprender
que soy una poetisa
de necesidad orgánica.

Él-Bueno, mujer, si te pones así…
te dejaré tranquila,
para que sigas inventándote versos
como pesadillas,
Pero antes dime,
dónde has puesto mi albornoz
que me voy a dar un bañito.

Ella-Porque soy poetisa de alma
y no tengo malicia ni nada de eso,
que si no,  ibas a ver cómo te dedicaba
una estrofa para enviarte a paseo.

Él-¿A paseo?... ¿Quién quiere ir a paseo ahora?
Y tráeme también una toalla de rizo americano…
si no te importa.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©



10 comentarios:

  1. Jajajajaja
    Mira que creo que situaciones así pueden llegar a pasar.....

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    1. ¡Quién sabe, Arantza! Todo es posible... en la vida como en la poesía. Gracias por tu comentario.

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  2. Pasame el salero con mucho salero, que yo no lo encuentro. Ocurre con objetos cotidianos que los hombres nunca encontramos, pero escrito con la gracia, originalidad y frescura que te caracteriza.

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    1. Gracias, Manolo. Y leído con la atención y el interés que te caracterizan, cuando lees los escritos de estas gafitas.

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  3. Jajaja.....me enternece esta poetisa poniendo poesía a todo lo que sale a su encuentro. Muy bueno! Pon poesía a tu vida....

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    1. Poesía a tu vida y sal a tus poesías. Una nueva máxima para sonreír cada día. Gracias, Susana.

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  4. Me gusta esa nueva máxima :-)
    Un beso Angel

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    1. Me alegra que te guste. Y a mí, tus comentarios, ¡resalada! Gracias, Susana.

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  5. Fátima Reyes García8 de marzo de 2015, 21:22

    Si es que a salerosa no hay quién te gane.

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    1. Gracias, Fátima, pero seguro que lo sería mucho más, si hubiera nacido en Andalucía, como tú.

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