Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

28 mar 2015

FUGA DE POESÍA

Se me ha esfumado la poesía a casa de la vecina, mientras estaba poniendo sábanas limpias. ¡Traidora!
Ahora tendré que escribir una receta  de cocina. Lástima, no se me da bien. Siempre he preferido improvisar... y con la comida no se juega.
Esta mañana las he visto paseando a las dos de la mano. Iba muy sonriente y ya con su manguita corta. Estoy disgustada. Cría cuervos...
Allá se las componga. Por mí que no vuelva. ¡Ni a pedirme sal!
Pero no cambiaré la cerradura, por si acaso… Soy fácil de convencer

Ángel C. T. ©2015

2 comentarios:

  1. Fátima Reyes Garcia28 de marzo de 2015, 17:47

    A veces se toman un respiro, pero no les cierres la puerta que volverán reforzadas, amiga.

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    1. Seguro. Conservaré la misma cerradura... ellas tienen llave de mi puerta.
      Gracias, Fátima.

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