Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

15 abr 2015

LAS PRISAS

Nos pasamos la vida corriendo...

Ángeles Córdoba Tordesillas  ©


Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado.

2 comentarios:

  1. El que va por tu caminito, seguro que no tiene prisas aunque vaya corriendo. Y seguro que cuando tu caminas por él, en tus paseos vespertinos, lo haces con la calma necesaria para hablar con las piedras, los árboles y tus animales, porque son tuyos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando paseo procuro hacerlo con calme y apreciando todo lo que encuentro a mi paso. Y a los animales, por supuesto también. Algunos son ya compañeros y amigos, en ese camino de mis tardes. Gracias, Manolo.

      Eliminar