Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

7 jun 2015

EL FULMINADOR INESTABLE

Remigio fulminaba el tiempo y todo lo que se le pusiera por delante. Se liaba a tiros con todas las cocaínas que pillaba, blancas damas de la noche. No inocentes, precisamente, soy consciente pero siempre, las pobres tan hechas polvo... Hubiera sido suficiente con ignorarlas. Y tan complacientes y resignadas a no ser nunca heroínas... Tampoco hay porqué culparlas de todo.

El presunto delincuente por tráfico de estupefacientes, llevaba balas por botones en la chaqueta que no abrochaba, tonto no era -o no tanto córcholis- por si había que salir escopeteado. Hasta en los bolsillos cosidos a balazos, las portaba, con elegancia subliminal. Se le iban cayendo, por la calle Arenal, aquellas dulces e incautas balitas, cuales miguitas de Pulgarcito dejando su rastro por dónde iba pasando. Y lucía su locura a borbotones a juego con su impecable atuendo y digo, alguien enormemente distinguido, hasta sus rayas en los pantalones recién planchados, llevaba. Otra vez las rayas por estas líneas… dichosas rayas.

¡Deja de darme codazos para que me calle, diantre, que al final se van a enterar todos de que te tengo aquí camuflado! Que como hable, verás... hago declaraciones, y no de amor, precisamente. Tampoco de Hacienda, tranquilo, ésas las guardo para guarniciones. ¿Qué municiones? Nadie ha hablado  de ese tema todavía, no te obsesiones. Decía, si me deja este portento, cazador de bi-cocas, que Balística anda enloquecida por pillarle, además de que se han disparado los precios este año y los corchetes de las camisas, después del  engorde de las últimas vacaciones, pues no dan abasto… y por si fuera poco, un traficante loco. Estaban que echaba chispas con él. No sabían como echarle el guante encima.

Probaron de todo. Hasta desde la azotea, como en las películas de persecuciones, pero nada... El guante caía al ladito justo, o muy cerquita, pero nunca encima. Para que vean... cómo puede aliarse la mala suerte, de ellos, con la mala idea, de éste. Por no mencionar la mala puntería.

Remigio, déjame tranquila de una vez, querido, que eres tú el que me has pedido ser uno de los personajes de estas Vidas sencillas. Con ese afán que tienes de ser protagonista de todo lo que se tercie... que mira que te gusta darte importancia.

¿Que vaya liquidando la historia? ¡Suéltame de las muñecas las esposas que a la fuerza no me caso y no me caso!  Ea, hazme caso, que me canso Soy sólo un ama de casa normal con aspiraciones a escritora de relato breve. No, aún no he llegado al final. Ten paciencia con esa psicopatía que llevas a cuestas, a ver si la dejas caer encima de la vecina y tenemos un disgusto...

Pues verán... ¿por dónde iba, narrando esta vida sencilla?... Nada que no puedo... Tengo que finalizar, me está apuntando con la barra del pan.

Ángel C. T. ©2015

2 comentarios:

  1. Es divertido y genial Ángel, Remigio es un personaje que inspira cariño a raudales, a la medida de tus relatos. Ojalá no le echen nunca el guante.

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    1. De momento no. Puedes estar tranquilo. Es un poco desastroso en sus menesteres pero aún así continúa siendo bastante escurridizo. Ahora... eso de apuntar a su chica con la barra del pan, no sé, no sé... me parece un poco feo.

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