Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

9 jul 2015

AMISTADES

Hay personas a las que siempre tuviste por buenos amigos porque estaban a tu lado cuando las cosas no eran favorables para ti. Entonces contabas con su comprensión y su apoyo. Luego, cuando ven que estás haciendo en tu vida lo que te hace sentir bien; aquello que siempre has querido hacer, lo que entendemos todos por que "la vida te sonría", desaparecen. Pero mis gafitas y yo, queremos a nuestro lado también a esos amigos, para compartir con ellos nuestras alegrías, nuestros buenos momentos. No estamos dispuestas a sentirnos desgraciadas o enfermas, para volver a tener su atención o su cariño, porque si es ésa la condición para contar con su amistad, realmente no nos merece LA PENA… y nunca mejor dicho. Hemos dicho.

Ángel C. T.

4 comentarios:

  1. Me hace gracia ese título que les pones de "Discursito". Pero la verdad es que sí lo son.
    Los amigos dicen que deben estar a las duras y a las maduras. Suele pasar al contrario, que cuando llegan "las duras" se piran, y no como en el caso que has expuesto. Es raro ¿verdad?. A mí me lo parece.

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    1. Es que no sé qué otra etiqueta ponerle, no es fácil. Es un discursito que largan mis gafitas. También yo lo veo raro y por eso me ha desconcertado tanto como para escribir sobre ello. Lo normal, como tú dices, es que sea al contrario, cuando no hay verdadero cariño, que en el momento en que la cosa se pone fea, se desvanecen. Bueno, de este último caso creo que todos tenemos también alguna que otra experiencia. Afortunadamente, la mayoría están tanto en los buenos como en los malos momentos. Hoy por ti, mañana por mí.Se llama amistad a eso, verdad?
      Arantza, gracias por tu comentario.

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  2. Los amigos, los vedaderos, están siempre, para lo bueno y para lo menos bueno. Tal vez ahí descubrimos quiénes son y quién no, nuestros auténticos amigos. Los demás, que los hay a raudales, no pasan de ser conocidos, gente con la que te llevas más o menos bien, con quienes puedas tener una relación amigable -que no amistosa-, compañeros de copas y farras, pero nada más.

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    1. Aunque claro, cada uno vivimos la amistad de una manera distinta, Manolo.
      Siempre respetando la visión que tenga el otro, y si desea implicarse, más o menos, en la relación. Algunas actitudes no dejan de ser sorprendentes o un poco chocante. Pero para todo hay una explicación, así que la habrá... ¿o no?
      Gracias, amigo.

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