Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

29 jul 2015

LA MIGRAÑA DESMEDIDA

Érase una vez, y dos y tres, una migraña de tipo insoportable, clase A, de las caprichosas, de las que se creen mejores que las demás. Una de esas que te mira por encima del hombro porque se suben más que cualquier bebida alcohólica.
-¿Ya estás por aquí tú otra vez, desde bien tempranito con aires epistolares, dando la tabarra bien dada?… ¿Pero quién te has creído que eres, que puedes entrar en mi cabeza, como Pepito por su casa, sin que nadie te invite e incluso de madrugada? A ver si piensas que porque lleves una eñe española, con cierta categoría vas a tener carta blanca para hacer lo que quieras en mi fábrica de ideas…
-Chica, a mí qué me cuentas... que te hagan un trasplante de cabeza.
-¡Mala pécora, nefasta compañía! Como me toque la lotería, ya de paso… te llevo conmigo a Suiza y te ingreso en un banco, de cuenta corriente, para dejarte a plazo fijo y no vuelvo por ti en lo que me quede de vida.
-Eso sería fuga de capital, por lo menos, y estaría muy requetefeo. Además de ser muy cruel, por tu parte.
-Si vas a venir ahora con moralinas, me libro de ti por las buenas o por las malas… Así que más vale que te vayas.
-¿Me estás amenazando?
-Es una advertencia, veraniega, con deseo de que funcione y te destierre para siempre como protagonista principal de mi organismo variable. He dicho.
-Uno de estos días, si continúas sin saber valorarme, me esfumo sin despedirme siquiera… a otra cabeza más agradecida que la tuya y menos chicharrera… que me traes loca con tanto surrealismo y fantasía de ida y vuelta... pero loca, loca del todo.
-Mira… no creas que voy a ir detrás a buscarte. En cuanto quieras puedes marcharte. Eres libre cual pajarito de la naturaleza. Mañana va a cambiar el tiempo, bajarán las temperaturas, han dicho…pues aprovecha. Lo celebraré por todo lo alto… de mi cabeza.

Ángel C. T. ©


2 comentarios:

  1. Es una muy mala compañera la migraña, la describes bien a la jodida. Y parece que se va, y no, vuelve con fuerza, con ganas, como para que enteres de que ahí sigue, en tu cabeza. Que bien lo haces amiga.

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    1. Gracias, Manolo. A ver si así, dedicándole un relatito, me corresponde yéndose, por lo menos, de vacaciones. Un abrazo.

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