Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

16 ago 2015

LA PRESA IMPOSIBLE

Lo único imposible de apresar es un alma libre.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

Fotografía de la presa de mi pueblo, hecha con estas gafitas que Dios me ha dado.

4 comentarios:

  1. Preciosa foto. Desde el sitio oportuno y un momento bien seleccionado. La frase es contundente: ¿cómo apresar un alma libre?. Feliz domingo Ángel

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    1. Gracias por tu comentario, Javier. La fotografía es de la puesta de sol de ayer mismo, en "mi jardín "; como llamó a los alrededores del pueblo donde vivo.
      Feliz tarde dominical, también para ti, amigo.

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  2. La foto maravillosa y la frase muy acertada. Un espíritu libre, sin nada que lo perturbe.

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    1. Eso es. Un espíritu que anda suelto, sin dueño, como el nuestro, Arantza.
      Gracias.

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