Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

5 sept 2015

SEIS PECADOS EN TRES CUARTOS DE HORA

-Soy capaz de pecar varias veces al día y ser el campeón nacional del pecado venial y del mortal, mientras como patatas fritas y coliflor rebozada.
-No es posible.
-Lo es, te digo que sí, mujer. Más sabrá el demonio por viejo.
-Pero si tienes treinta y siete…
-Pues a veinticinco pecados diarios, mínimo… ¡mira qué record! Imagínate cuando tenga noventa y tres…
-Inscríbete en el libro ése, a ver si te llevas algún premio.
-Me espanta caer también en el pecado de la soberbia.
-Pues te inscribo yo.
-Ea, pues inscríbeme… yo te dejo, mientras te tiro los tejos.
-Ay, vanidad de vanidades…
-Y lujuria, luego.

Ángel C. T. ©


2 comentarios:

  1. La soberbia, la envidia, tal vez los "pecados" más extendidos, especialmente la envidia. Hay otros, como la lujuria -denostado por la iglesia- como que no lo son, muy al contrario, porque además no tiene siquiera el nombre adecuado; yo le llamaría divertimento sexual, o amor en un plano más elevado, porque lo de lujuria suena a vicio.

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    1. Yo te absuelvo de todos tus pecados, querido amigo. Ve y no peques más.
      Gracias, Manolo.

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