Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

15 oct 2015

LA DENUNCIA

-Hola.
-Hola.
-Quería poner una denuncia, me han robado la confianza.
-Bien, ¿llevaba algo dentro?
-¿De dónde?
-De la confianza sustraída.
-Ilusiones.
-Tomo nota…
-También una gran cantidad de esperanza y a ver que recuerde… ah sí, algo suelto de lealtad. Se lo han llevado todo, ¡chorizos miserables!
-Tranquilo. Dígame ¿cómo ha sido y en donde estaba usted?
-Ha sido de un tirón mientras estaba en una cena romántica. Es increíble… a lo que llegan algunos…
-La necesidad imagino…
-¿Quién va a necesitar mi confianza? Vamos, dígamelo… Estaba usada y además hecha a mi medida, no creo que le sirva a nadie excepto a mí.
-Ya, pero hay gente que cuando ve que algo está a su alcance y carece de ello pues no se lo piensa dos veces, por desgracia. La tentación es muy fuerte para algunos.
-Pues me he quedado sin ella. Ahora no sé como volveré a mi casa sin confianza, la verdad, dudo mucho de que pueda encontrar el camino.
-Sí, lógico. ¿No tiene a alguien a quien pueda llamar para que le ayude?
-Sí, pero ya no me fío de nadie. Es el colmo, me la han robado, toda, todita, toda…
-Pues tendrá que encontrar la manera de recuperarla y seguir con su vida.
-¿Recuperarla? ¿Para eso están ustedes no?
-No, nosotros tomamos nota para dejar constancia del hurto pero en realidad muy pocas veces se consigue dar con los ladrones. Siento decirle que, en este tipo de robos, nuestro porcentaje de éxito es de un cero por ciento.
-¡No me diga eso, por dios! Si me quedaba una sombra de confianza, acaba usted de fulminarla…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©



10 comentarios:

  1. Que agudo y gracioso tienes mucho humor. No se ahora mismo que mas añadir, que esta genial. un abrazo.

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    1. Lo que has dicho ya es suficiente, porque es lo que te ha surgido de forma espontánea, tal y como tú eres.
      Gracias, Celia.

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  2. Pues sí, chica... cosas que pasan.
    Pero quizás no te la robaron y te la dejaste como las llaves, en el otro bolso.
    Mira bien, que seguro que la encuentras. A veces sólo son despistes.

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    1. No se trata de mí, Arantza, sino de un señor que estaba en una cena romántica. Pobre...
      Yo soy muy confiada, en exceso. Esto me ha dado más de un problema a lo largo de la vida. De hecho, muchos de mis amigos me han advertido, algunas veces, que soy demasiado ingenua, pero creo que cuando alguien nace así, es difícil cambiar.
      Gracias por tu sugerencia, no obstante, la tendré en cuenta. Seguro que si el señor de la denuncia mira bien, como tú dices, la encontrará en alguno de sus bolsillos.

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    2. Seguro que la encuentra, a todos nos pasa alguna que otra vez, sólo es cuestión de buscar bien y de tiempo. Dile que no se apure.
      Besos.

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    3. Seguro que la encuentra, Arantza. Es cierto, a todos nos pasa alguna vez, pero como le dice el policía, hay que recuperarla y continuar con nuestra vida. Le diré, de tu parte, que no se apure que antes o después reaparecerá, tal vez cuando menos lo espere. Gracias, Arantza, siempre eres muy bienvenida. Un beso.

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  3. Afortunadamente, como la confianza es lo último que se pierde, siempre queda algo en alguno de los bolsillos del corazón, y como el Ave Fenix todavía estamos a tiempo de resurgir de nuestras propias cenizas

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    1. Siempre queda algo por ahí... es verdad, Javier. Toda, todita, toda, como dice el protagonista, es difícil que te la roben. Seguro que algo dejó en su casa y cuando vuelva la encuentra allí ,y entonces lo celebrará invitando a ese Ave Fénix a bailar... o a volar.
      Gracias, amigo.

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  4. Hay ladrones de mal agüero dispuestos a robarle a uno todo, incluso la confianza, pero no se lo vamos a poner fácil. Es un relato original, fresco y divertido, con un punto de ironía y de acidez. Buenisimo Ángel.

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    1. De todo hay en el mundo pero no, Manolo, no nos dejaremos robar, así como así. La confianza la necesitamos cada día para levantarnos de la cama.
      Gracias por esos halagos.

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