Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

14 ene 2016

COSAS PELIGROSAS

Que se te meta un elefante en un ojo.
La admiración de la gente envidiosa.
Tragarte un trolebús.
La admiración de la gente envidiosa.
Que se declare un incendio en el edificio donde vives
y te pille en pijama.
La admiración de la gente envidiosa.
Hacerte famoso y haber tenido un pasado sentimental.
La admiración de la gente envidiosa.
Dar tu número de móvil a una compañía de seguros.
La admiración de la gente envidiosa.
Salir de viaje y dejar la llave de tu piso al vecino.
La admiración de la gente envidiosa.
Aceptar una cita a ciegas a través de Internet.
La admiración de la gente envidiosa.
Tumbarte a dormir la siesta en la vía del tren.
La admiración de la gente envidiosa.
Ver la última factura de la luz,
después de una intervención de corazón.
La admiración de la gente envidiosa.
Bañarte en alta mar con diez banderas rojas.
Pero de todas estas cosas,  la más peligrosa:
La gente envidiosa.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


4 comentarios:

  1. La gente envidiosa puede ser lo más peligroso, porque suelen tienen capacidad de hacer daño. Te pueden admirar secretamente, seguro que lo hacen (aunque se cuidarán muy mucho de decirlo o se quedará en una adulación falsa y afectada) y te odian más cuando más te admiran. Mozart versus Salieri.

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    1. ...Por ejemplo. O García Lorca versus Miguel Hernández.
      Lástima de estas miserias nuestras, propias de la naturaleza humana. Hay que convivir con ellas pero cuesta. Aunque todo se puede llegar a entender, comprenderlo es más complicado.
      Gracias, Manolo, por comentar.

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  2. La envidia es un mal muy español , ademas aqui no queremos ser mas que los demas , queremos que los demás sean menos que nosotros , un beso

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    1. Bien expresada esta triste verdad, no sé si solamente española, internacional o mundial.

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