Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

27 abr 2016

EL RENCOR

El rencor no es sólo un muro que te separa de los demás sino que te aleja de ti mismo. Cuánto más ladrillos le pongas, cuanto más alto lo construyas, mayor será la separación…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


5 comentarios:

  1. Yo tambien estoy de acerdo contigo.

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    1. Qué bien. Pues no construyamos más muros. Es bueno ver el horizonte...

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  2. Me han clavado una flecha de abandono que me ha dejado mal herido, Tengo pocas posibilidades de sobrevivir esta en un lugar donde yo no puedo acceder, la poca vida que me queda no la puedo desperdiciar, en rencor .
    Esa poca vida la uso pasa pedir ayuda a gritos ...

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    1. Haces bien, Jesús. El rencor es tan dañino que lo que hace es acortar nuestra vida o volverla de mala calidad. Es mejor dejar que el tiempo nos cure esas heridas a las que no podemos acceder o no sabemos curar.

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    2. Jesús, y si te sientes tan mal, pide ayuda profesional.

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