Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

18 jul 2016

UN CRISOL

Con corazón frágil y acerado caparazón.
Avanza despacio de forma imprecisa.

Quiere risas en su vida y no penas.
Desearía poner fin a la enfermedad,
a la mentira, a la injusticia,
a todo lo que hace infelices a los que ama.

Siempre ecuánime  y resistente.
Cuando todo se funde alrededor,
él permanece.

Es un crisol.

Crear su lugar en el mundo no le resultó sencillo,
y luchó y luchó, hasta conseguirlo.

Un universo sin violencia sería su hogar perfecto.

Ahora brilla su rostro paternal,
cuando su estrella lo ilumina.
Esa radiante y pequeña que llegó sin avisar
para llenar su alma.

Respira por un futuro dichoso,
con retazos de pasado,
y por que el presente sea continuo.
Romper los barrotes del miedo, un desafío.

Admiro su limpieza de espíritu.

Cuánto me importa su felicidad.
Yo le miro… y sigo viendo a un niño.
Al que enseñé a andar.
Y le quiero.

(Felicidades, mi David)

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Sing-Fragile

4 comentarios:

  1. Muchísimas gracias hermanita!! El mejor regalo de cumpleaños que he recibido. Me siento abrumado por tantos halagos que describes de mi personalidad y espíritu. Ojalá pudiera estar a la altura de las vicisitudes a las que te enfrenta la vida, como en algunas ocasiones ha ocurrido. Absolutamente el nacimiento de Ciara, ha colmado esa parte del alma que te enseña valores como la entrega sin condiciones, la importancia del juego, la paciencia, el cuidado y protección a un ser indefenso...en definitiva, el Amor paternal hacia una hija, por la que dar tú propia vida.
    Gracias por enseñarme no sólo a andar, sino también por ser generoso, tolerante o comprensivo con las dificultades de los demás. Me alegro enormemente de tenerte como hermana. Te quiero siempre.Un fuerte abrazo

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  2. Preciosa la dedicatoria, un abrazo

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    Respuestas
    1. Y bien merecida, ¿verdad que sí, Celia?
      Me alegra que te guste.
      Un abrazo.

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