Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

24 may 2017

LA DICHA DE DAR

No sé si el rico es feliz.
No sé si el guapo es feliz.
No sé si el listo es feliz.
No sé si el poderoso es feliz.

Pero de lo que estoy segura
es de que verdaderamente ha de ser feliz
la persona que da sin esperar recibir.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


4 comentarios:

  1. "No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita"...y si ese "menos" además se comparte ¿Que más puede faltar? La felicidad es un "utensilio" que la gran mayoría no sabemos utilizar...

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    1. Cuestión de experiencias personales y diferentes perspectivas.
      Gracias por tu aportación,Chema.

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  2. El que da mucho, generalmente recibo mucho, pero nada material, recibe la felicidad, la satisfacción de dar, que es enorme, sin duda.

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    1. Así es, Manolo Y todavía tiene mucho más valor cuando lo que alguien da no es algo material, sino que se da sí mismo.

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