Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

22 may 2017

ENHORABUENA

Quiero decir algo:

Me parece que no es fácil encontrar personas que ofrezcan su apoyo a otros, de forma desinteresada, y mucho menos cuando se trata de ayudarle a lograr que cumpla un sueño o algún objetivo que deba o desee realizar. Al menos no he tenido la suerte de cruzarme con muchas. Pero, felizmente, con algunas sí.

No me refiero a que lo haga por educación o que parezca que ayuda para que el otro llegue a creer que puede contar con él, sin ser cierto o del todo verdad, sino a cuando es absolutamente sincero su deseo de ayudar. Cuando brota de su corazón porque eso le produce una gran satisfacción interior.

Si tú eres una de esas personas, que sinceramente se alegra del éxito de otros, te doy mi ENHORABUENA porque, verdaderamente, pienso que eres muy afortunada. Sí, mucho más tú que esa persona, o personas a la que, o a las que, has prestado, o prestas, de una manera u otra, tu apoyo.

Eres privilegiado por ser así. Alguien especial. Diría que excepcional. Y deberíamos todos aprender de ti.

Disfruta de ello. Supongo que debes ser un ser humano feliz. Y ojalá algún día nos lleguemos a conocer.

Buenas noches.

J.D. Souther-Your're only lonely

2 comentarios:

  1. Muy buena reflexión que (valga la redundancia) me ha hecho reflexionar...He tenido la inmensa fortuna de cruzarme con alguna de esas personas que ayudan desinteresadamente...y, la verdad, no he sabido comportarme como esa o esas personas merecían. Espero estar aún a tiempo de enderezar mis muchos entuertos...
    Gracias Angel.

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    1. ¡Muchas gracias a ti, Chema!
      A todos nos ha pasado que no hemos sabido apreciar en determinadas ocasiones lo que alguien ha hecho por nosotros. A veces, nos damos cuenta de lo que ha significado esa ayuda en nuestra vida, cuando ha pasado el tiempo.
      Felizmente seguimos vivos y estamos a tiempo de ser más conscientes de esas manos que nos tienden, en momentos que las necesitamos.

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