Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

7 jul 2017

LOA A LA GANANCIA NETA

Una vida sin espinas.
Limpia de toda “impureza” y de todo “mal” sentimental.
Ansia de la mente escrupulosa que, levemente y selectiva,
aparta de ella todo lo que le estorba.
Fuera de lo material, egos, deseos, poder y apegos,
le importa poco.
La bondad,
elegante vestimenta del alma grande,
se eleva por encima de tanta mente:
Colectiva e individual.
Los lamentos forman parte del juego.
El dolor, poderoso maestro.
Ganas si no pierdes la serenidad.
En lo más profundo de ti, espera paciente,
mientras juegas a ganar y vuelves a perderte.
Pero ella siempre está.
Simple.
Dispuesta a encontrarte cuando la aceptes.
Aunque a la mente no le parezca precioso,
una vida con espinas, tal vez es preciso
Para muestra, una rosa.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


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