Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

1 ago 2017

ENAMORAMIENTO: ESPEJISMO DEL AMOR

Cuando te enamoras de alguien, no te enamoras de sus ojos ni de su cabello, ni del tono de su piel… En realidad lo que te enamora de esa persona es lo que te hace sentir.

Porque ese sentir no es más que un recuerdo de algo que está latente dentro de cada uno de nosotros, desde que nacemos hasta que morimos. Y es lo que permanece después de la muerte.

Todo aquél que te lleva a experimentar eso, aunque sea por un momento, conecta contigo de una forma especial. Pero, independientemente de que compartir tu amor con otra persona sea algo maravilloso y fascinante, siempre puedes experimentarlo por ti mismo sin necesidad de enamorarte de alguien.

Yo lo llamo Estado de Amor. Porque el amor, en realidad, no es un sentimiento, es un estado. Estás dentro o fuera de él, de ese estado que, a su vez, está dentro de ti.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


2 comentarios:

  1. Efectivamente, tu lo has dicho. Un abrazo

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    1. Así es, Celia. Yo lo he dicho pero tú lo has leído.
      Gracias por hacerlo.

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