Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

30 ene 2018

ALEGRÍA Y ESPERANZA

1-Mira, por allá va la Alegría de la Huerta.
2-¿Por dónde?
1-Por allá.
2-Ah, ya la veo, la del vestido de naranjas y cerezas.
1-Con bordado de hojas frescas, en las cuatro estaciones del año.
2-Y creo que canta todo el día como una col de Bruselas. Y es un primor la chica.
1-Ya lo creo,  muy simpática, tiene una sonrisa contagiosa.
2-Pues yo, viniendo para acá, he visto trotar a lo lejos al caballo verde de la Esperanza.
1-Fosforito que es.
2-Ya. Es lo último que va a perder.
1-Desde luego. Mira que es original ese color para un caballo.
2-El caso es que ya de potro apuntaba maneras. Nació siendo amarillo pero por aquello de la mala suerte, se fue volviendo verde.
1-¿Qué me dices?
2-Como te lo cuento de dedo y letra.
1-Pues ahora, ya ves, bien verde y grande.
2-Lo veo, lo veo, ande o no ande.
1-Pero trota bien, dices.
2-Ya lo creo. No deja de trotar ni dormido.
1-Sí, ya sé que los caballos duermen de pie.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


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