Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

25 oct 2014

COMO DE CUENTO

La historia de Hortensia es como de cuento.
Yo sé porqué lo digo…
Si comienzo por el final no notarás la diferencia. Te quedarás pasmado, no termina en fin. Termina como empieza.
Le gusta barrer las calles sin ser barrendera… sin oficio y con beneficio, las deja bien limpias.
Tira de un carrito de bebé sin bebé, por supuesto. Porta en él todas las cosas innecesarias que podrías fácilmente imaginar, porque tú las tiras. Las que necesita son pocas o inexistentes. Y se apaña con eso y un sombrerito yeyé, color naranja, con pluma de pollito sin sexar y una rama de olivo seca.
Se tumba en un banco de madera, de los que casi no quedan, y mira las estrellas a la hora de la siesta.
Cuenta hacia atrás, igual que si recitara un poema, como can-guro-grejo, saltando cifras enteras… que a la de mil, que a la de trescientos cuarenta, que a la de tres… pero con arte, que “es lo que cuenta”.
Lleva atada, a su cintura de vedette jubilada, una tetera oxidada, con agua hervida, inexplicablemente siempre bien caliente,  y te ofrece una tacita para que la acompañes en sus delirios.
Algo le echa a ese té, además de cariño, que “coloca”... pero bien. Se pasan las horas con ella al “viva la virgen”. No hay mañana ni tarde, ni entrantes para picar, siempre es la hora presente.
Una servidora llega a olvidarse hasta de que soy una estatua monísima, seria y de buena reputación, del parque. Sé que debo cuidar mi imagen… lo sé. Pero doña Hortensia me puede.
Acá viene otra vez, ¿no te digo?… con sus harapos, cual pétalos al sol, con esas manchas que resplandecen… Su sonrisa ingenua y sin brillo, dientes amarillos, y ojitos de lince sabio y embustero. De las mentiras que gustan. Sin olor definido pero hermoso, ese corazón generoso de tés inacabables…
Podría pasarme una vida entera hablando de ella. Estoy segura de que no te cansarías.
La historia de Hortensia es como de cuento… Yo sé porqué lo digo.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

Acuarela pintada con estas gafitas que Dios me ha dado.

11 comentarios:

  1. Fátima Reyes García25 de octubre de 2014, 22:49

    Maravilloso relato Ángel,entre la fantasía y la realidad... Hay muchas Hortensias por el mundo,pero ésta tuya me ha "calado"...y la acuarela que la acompaña me parece exquisita!!

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    1. Es todo un placer escribir y pintar para personas como tú, Fátima, capaces de hacer esa apreciación, tan especial, de las obras que realizan estas gafitas que Dios me ha dado.

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  2. Estoy deslumbrado por la belleza de esa acuarela y la dulce sensibilidad del relato... que es como un cuento, realmente. Por cierto, conocí a una Hortensia en Barcelona. Era tal cual.

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    1. Francisco, te agradezco que compartas esa confidencia en esta nube otoñal, y también tus impresiones sobre esta entrada. Es curioso ese parecido del que hablas, puesto que Hortensia es producto de la imaginación de mis gafitas, exactamente igual que la estatua que narra la historia. Sin embargo creo que todos hemos visto alguna vez, tirando de un carrito de bebé o de la compra a algún "personaje" similar. Un abrazo, amigo.

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  3. Esa acuarela....esos colores me tienen hipnotizada. Tienen una fuerza especial. Y el relato es tan genial, tan real!! Aquí, en Bilbao, había una Hortensia ya famosa en toda la ciudad. Vivía en una céntrica plaza y nadie se metía con ella, todos la respetábamos. Unos decían que estaba loca....otros que simplemente le gustaba vivir así....nunca llegamos a saberlo, pero a aquella mujer nunca la olvidaremos los que la veíamos casi a diario.
    Un beso!!

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    1. Bueno, pues parece que en cada ciudad de este gran país existe, o ha existido, una Hortensia vagabundeando a sus anchas por las calles y los parques... y ejerciendo en todos la misma fascinación... ¿Será la misma?...¡Ni que hubiera sido creada especialmente para esta historia!
      Me gusta que te hipnotice lo que pinto y te interese lo que escribo, Arantza. Gracias por acudir a descubrir lo que voy colgando en mi nube.

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    2. Gracias a ti Angel....conste que es puro egoísmo, ¡¡no sabes lo bien que me lo paso leyéndotey contemplando tus pinturas!!, así que no me des las gracias. Solamente dime : ¡¡Hola ¿qué tal?!!.
      Besos hermosa!!

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  4. Qué bonita la historia de Hortensia, me conmueve y disfruto leyendo todo lo que vas contando de ella, es verdad que no te cansas de escuchar como la describes. Gracias! Un beso

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    1. Gracias a ti, Susana, por tu interés en seguir todo lo que estas gafitas van creando, intrigantes ellas...
      Un abrazo amiga.

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  5. Fátima Reyes García30 de octubre de 2014, 23:57

    Me enamora tu Hortensia...ambas.

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    1. Me alegro de que te refieras también a la estatua. Me parece que relata con mucho respeto su particular visión y vivencia de esta especial criatura que es Hortensia. Gracias por enamorarte, Fátima. Un abrazo, amiga.

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