Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

11 mar 2015

11-M

Sucedió hace once años. Miles de almas llorando bajo los paraguas... No hay mucho más que decir.
Nunca había visto tantos paraguas juntos, tanto dolor junto, tanta tristeza concentrada en una ciudad.

Pinté esta acuarelita cuando llegué a casa. No es buena, lo sé, pero quería dejar plasmada, de alguna manera, la necesidad de vivir en un mundo en PAZ.

Ángel C.T. (Homenaje a las víctimas del 11-M)

Acuarela hecha en homenaje a las 192 víctimas del 11-M, con mis gafitas. 


4 comentarios:

  1. Lloramos todos bajo las torrenciales lágrimas del cielo. Esa acuarela me emociona y conmueva, más allá de la teórica calidad. Gracias por el recuerdo.

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    1. También tuve el sentimiento aquél día, 12 de marzo, de que el cielo lloraba, acompañando al dolor que sentimos todos por la pérdida de aquellas personas inocentes que se fueron un día antes víctimas del terrorismo. Gracias por tu comentario, Francisco.

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  2. Tremendamente emotiva tu acuarela, fue un día aquél de llanto y desconsuelo. Mi hija, que estaba entonces haciendo un máster, no tomó uno de esos trenes por la sencilla razón de que llegó tarde, solo por eso, y tal vez su impuntualidad le salvó la vida.

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    1. Tal vez, Manolo. Nunca lo sabremos... afortunadamente. Por si acaso, me alegro de que fuera impuntual, al menos ese día.
      Gracias, amigo.

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