Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

5 jul 2015

RELAX

Ángel sentada o sin sentido
Disparada, con balas de fogueo, por la mañana.
Voy de fechoría en fechoría,
ya he hecho dos en lo que va de día.
Y no me remuerde la conciencia.
Que no, que no me remuerde.
Brisa dominical anterior a ola de calor presencial
y me pilla sin abanico ni aire acondicionado
en pleno desastre.
Agua a borbotones y para adentro,
sin respirar.
Sofoco va y sofoco viene,
como el Pepito por la casa de su santa madre.
Un gazpacho armaré en el silencio de mi cocina.
Será sucedáneo de un gazpacho verdadero.
No incluirá ni pepino, ni tomate.
Remolacha y pare usted de contar.
Pudiese ser que una flor naciera en verano
a pesar del color del calor,
en medio de la mesa del comedor,
para alegrarme la tarde entera.
O como alucinación pasajera
por las altas temperaturas,
instaladas ya en mi azotea loca.
Con permiso de las hormigas y las moscas,
voy a comer algo
no me llega la sangre al cerebro.

Ángel C. T. ©


2 comentarios:

  1. Cómo me ha gustado, que manera de sacarle partido al propio calor que nos agobia; ese gazpachito especial, tan fresco, tan nutritivo, aunque no le pongas algunos ingredientes. Original tu poema.

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    1. Medio poema, medio relato, medio gazpacho... a saber.
      Gracias por tu original comentario y fresco, amigo.

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