Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

24 nov 2015

¿BUSCANDO RAZONES PARA TENER RAZONES?

A veces entendemos justamente lo contrario de lo que alguien nos quiere expresar. Ante el asombro y el estupor del autor de aquella expresión. Y el mayor halago del mundo lo convertimos en el más grande de los agravios, dando por supuesto que estamos en lo cierto y actuando en consecuencia, con una reacción basada en un error que nos mueve a una actitud vengativa.

Al final, a pesar de la tristeza o frustración que pueda producirnos el no haber sido comprendidos, es mejor responder con el silencio al que habla desde ese lugar. Cualquier palabra podría convertirse en un arma  letal y cualquier amor en una guerra.

En definitiva, cada uno entiende lo que quiere entender. Y sólo cada cual conoce y comprende, o no, sus verdaderas razones.

Es posible que se prefiera interpretar algo nacido de un bello sentimiento como una ofensa, para no tener nada que agradecer, o al menos apreciar, y justificar ante sí mismo la indiferencia hacia aquél.

Eres dueño de tus decisiones, afortunadas o desafortunadas... y los demás las hemos de respetar, aunque nos duela. Yo soy de las que respeto. Y de las que evita, en la medida de lo posible, infringir a otro ni un ápice de dolor, al menos de forma consciente, porque tampoco me gusta padecerlo. Y además sé pedir disculpas, siempre y cuando tenga motivos para hacerlo pero no por malas interpretaciones que nada tienen que ver con mi voluntad.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


4 comentarios:

  1. Imposible, que te ponga lo que yo siento aquí.Tú has puesto todo lo que yo siento y,me siento identificada con cada ''búsqueda de razón para tener razón''.Las explicaciones sobran ,Ángeles.Un beso.

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    1. Muchas gracias, Joaquina. Otro beso para ti, sin más razones.

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  2. El discursíto que has escrito muy bien redactado me ha calado,en el fondo. y la fotografia de la ardillita esta genial.Un beso

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