Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

14 nov 2015

FULANO, MENGANO, Y ENTRÓ ZUTANO

Se despistó y puso el despertador dos semanas, tres horas y cinco minutos más tarde de la hora en que tenía que levantarse para ir al trabajo. Llegó tarde sí, como te habrás imaginado.

-Un despiste lo tiene cualquiera-Decía, justificándose, defendiéndose de las acusaciones familiares y otras posturas hostiles.- No creo que sea para tanto... La trifulca que estáis armando.
-Venga, hombre, venga. Todo porque no quieres hacerte una revisión médica o un chequeo bancario al portador. -Le acusó Menganito-.
-Ciertamente, en todo lo posible evito este tipo de soluciones drásticas a mis problemas humanos. Pero tampoco creo que lo mío sea para tanto...-Replicó Fulanito.
-Te agarraste a un pararrayos en vez de a la barra del autobús  una tarde otoñal y te llevó por delante hasta el tercer mundo un rayo inmisericorde y te depositó, antojadizo, sobre un kiosco de prensa, totalmente descolocado…  ¿Que me dices a eso?... ¿te parece normal? Tu dirás...
-Peor hubiera sido que hubiera caído sobre un carrito de helados.
-Y más complicado, en otoño, Fulanito.
-Eso es verdad. No le demos más vueltas.-Zanjó Megano.
-Eso, que puede que nos despeinemos y salgamos feos en las fotos de perfil romano.-Sugirió Zutano, callado hasta ese momento. Quietos y preparados para una selfie de grupo.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


2 comentarios:

  1. Hilarante charla entre Fulano y Mengano, supongo que Zutano se partía de risa jajajaja. Faltó Perengano.

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    1. Es verdad, Perengano se ha quedado en el tintero... será para la próxima tal vez...
      Gracias, Manolo. Me alegra que te haya divertido.

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