Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

26 jul 2016

EL SONÁMBULO

-Mateo, ¿dónde vas con el slip y el resto del cuerpo al descubierto…? – Le grita ella a él, asomada por el balcón del dormitorio.
-Que resulta que ando dormido y durmiendo.-Responde el marido, entre dientes.
-Ya… Lo mismo le pasaba a mi tío abuelo, el pobre, que en la gloria esté. Y a partir de aquella noche en que le esperó el rodillo de mi tía abuela, tras la puerta de la entrada, después de seis horas de no saber por dónde sonambuleaba, ya no volvió más a ser sonámbulo.
-Mujer, no me digas esas cosas que despierto aterrado.
-Pues entonces, más te valdría subir a casa enseguida y… desacompañado. Lo digo por esa joven, tan ligera de ropa que va a tu lado que, supongo, también será sonámbula, y querrá volver a la suya.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


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